La difícil misión de Alfredo Le Bas
Conseguir la participación de Inglaterra en el Mundial de 1930.
POR HISTORIA FÚTBOL CLUB
A comienzos del año 1930, Alfredo Le Bas, fue enviado a Gran Bretaña como delegado del Comité Ejecutivo del Mundial de Football. El motivo de su viaje no era nada sencillo. Le fue encomendada la difícil misión de estudiar las posibilidades de conseguir la participación de la selección inglesa en la copa del mundo a desarrollarse en Uruguay.
Por entonces el prestigio del fútbol inglés era inmenso, por lo que contar con un seleccionado integrado con sus mejores jugadores consistía en un verdadero logro institucional para sus organizadores. Todavía gozaban de la fama de ser los creadores del fútbol. Por lo tanto su presencia en el Mundial hubiese significado todo un éxito. ¿Pero realmente era posible? Recordemos que incluso la Football Association ni siquiera estaba afiliada a la F.I.F.A. por motivos que veremos más adelante. De todas formas Le Bas cruzó el Atlántico en búsqueda de cumplir con su tarea.
Tras regresar a Montevideo a bordo del Andalucía Star (fue un barco de la compañía naviera británica Blue Star Line, que durante la Segunda Guerra Mundial, fue hundido en 1942, al ser torpedeado por un submarino alemán) Le Bas dio sus impresiones sobre su experiencia y manifestó que no fue fructífera su gestión. La presencia de los ingleses en el Mundial era realmente imposible de lograr, ya que obtener el desplazamiento de un seleccionado compuesto por sus mejores elementos constituía en una empresa prácticamente inverosímil.
Los directivos de los clubes ingleses no veían con buenos ojos efectuar viajes fuera de las islas británicas, ni muchos menos uno tan extenso, para llegar hasta Sudamérica. Sostenían que las largas travesías eran perjudiciales para el estado físico de los jugadores. Cabe destacar que por aquellos tiempos los viajes se efectuaban en barcos, que dependiendo de la velocidad de los mismos podían demorar entre quince días y un mes en cruzar el océano Atlántico, lo que los convertía en verdaderas odiseas marítimas. Por ejemplo el vapor S. S. Conte Verde, en el cual se embarcaron las delegaciones europeas que se dieron cita en el primer Mundial de fútbol disputado en 1930, entre ellos Jules Rimet, presidente de la F.I.F.A. junto al trofeo, los árbitros John Langenus, Henri Christophe y Thomas Balway, las selecciones de Rumania, Francia y Bélgica, zarpó el 19 de junio desde el puerto de Génova y arribó a Montevideo el 4 de julio.
Asimismo, de lograr convencer a los dirigentes ingleses de enviar un combinado a Uruguay (que a esa altura era una quimera) la Asociación Uruguaya de Football debía desembolsar una suma superior a las sesenta mil libras esterlinas, que según los datos obtenidos por el delegado era el valor de cada uno de sus integrantes. Y ni siquiera disponiendo de esa cifra Le Bas creía posible el éxito de su misión, debido a que no se moverían de Londres ni con el ofrecimiento de la mencionada cantidad de dinero.
Por si fuera poco, esos no eran los únicos impedimentos con los que contaba su gestión. Al frecuentar varios centros futbolísticos, Le Bas advirtió que las relaciones institucionales entre la liga inglesa y la Asociación Uruguaya eran bastante tensas, hecho que conspiraba contra toda posibilidad de obtener el resultado esperado de contar con la presencia de Inglaterra en tierras charrúas.
Le Bas vislumbró que uno de los motivos de ese distanciamiento era el profesionalismo. Mientras que en Uruguay (como también en los demás países que integraban la Conmebol) los clubes todavía eran amateurs, en Inglaterra estaban organizados como verdaderas sociedades comerciales. Precisamente dos años antes de su viaje las federaciones británicas se habían desafiliado de la F.I.F.A. debido a un conflicto de diferencias respecto al amateurismo.
Las rispideces entre el máximo organismo del fútbol mundial y la Football Association comenzaron a partir de 1920, cuando ésta última se desvinculó de la F.I.F.A. (se había afiliado en 1906), para retornar cuatro años después y volverse a desafiliar en 1928 (recién volvió a afiliarse en 1946).
Además, lo cierto es que independientemente de todas esas razones, tampoco existía un interés por parte de los ingleses de medirse ante las demás selecciones del mundo y poner en juego el prestigio con el que gozaban por esos años. Una prueba cabal de ello es que hasta 1930 los encuentros internacionales de la selección de Inglaterra fuera de las islas británicas eran poco frecuentes. Solamente había disputado hasta ese momento (marzo de 1930) veinticinco cotejos fuera del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (antes de 1927 de Irlanda). Y recientemente venía de sufrir su primera derrota ante un seleccionado no británico, al ser vencido por España en Madrid por 4 a 3 el 15 de mayo de 1929.
Finalmente Inglaterra no viajó para intervenir del primer Mundial disputado en Montevideo y la mayoría de las selecciones europeas tampoco lo hicieron, realizando un boicot al torneo. Solamente cuatro elencos del viejo continente participaron del evento. Únicamente Francia (gracias a Jules Rimet, presidente de la F.I.F.A.), Rumania, Bélgica y Yugoslavia realizaron la larga travesía en barco y se presentaron en Uruguay.
Referencia:
(1): Robb’s School (Past and Present) fue un conjunto formado por alumnos y ex alumnos del Colegio San Bartolomé de la ciudad de Rosario, cuyo director desde 1891 era George Robb.
Fuentes consultadas: The River Plate, Sports and Pastime, 7 de junio de 1899. Revista Sportsman. Nº 18, 20 de septiembre de 1908. El delegado del comité ejecutivo del Campeonato Mundial, don Alfredo Le Bas, formula declaraciones interesantes relativas a su gestión en Gran Bretaña. Diario La Capital, 3 de marzo de 1930. Libro Club Atlético del Rosario. Plaza Jewell, 150 años de deporte amateur, 2018.
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